UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO | ESCUELA NACIONAL DE TRABAJO SOCIAL
La violencia y el crimen organizado, representan un problema social que ha desgastado los lazos sociales, que requiere atenderse a partir de la dimensión social, desde lo que ocurre en el día a día en la vida cotidiana, es decir, intervenir a nivel micro y macro, individual, familiar y territorial, para generar nuevas formas de pensar y relacionarse con el espacio local, desafío para las y los trabajadores sociales, coincidieron especialistas en el panel Violencia social y crimen organizado, realizado el 21 de febrero en el auditorio Dr. Manuel Sánchez Rosado.
En la mesa de análisis participó la Dra. Marisol Ochoa Elizondo, académica en la Universidad Iberoamericana; el Dr. Federico Muñoz Márquez, académico de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM; el Dr. Pedro Isnardo de la Cruz Lugardo; Técnico Académico de la ENTS; el Mtro. Francisco Vázquez Salazar, profesor de la ENTS y la Lic. María Eunice García Zúñiga, Secretaria Académica como moderadores.
En los territorios donde se tiene presencia del crimen organizado hay un reacomodo político, la cultura y los valores cambian, “incluso se modifica el valor de la vida, hay una descomposición de las comunidades” expresó el Dr. Federico Muñoz Márquez, al abordar la economía criminal que genera violencia.
“Donde se arriesga la vida y libertad de las familias, los riesgos determinan el pago, se gana y se pierde mucho dinero, no hay una estabilidad, es una economía que depende de ejercer violencia, atemorizar y amedrentar a otras personas” dijo.
Las organizaciones criminales funcionan como redes, no permanecen en un territorio estable siempre tienen movilidad en diferentes territorios. Destacó que, una de las características de los territorios donde permea el crimen organizado es la descomposición local, además de poca densidad institucional como ministerios públicos, escuelas, hospitales, fuentes de trabajo, establecimientos mercantiles, poco mercado, carreteras, comunicaciones, universidades, explicó.
En estas localidades se suma todo tipo de tráfico, como el reclutamiento infantil, la mano de obra desechable, tráfico de migrantes, donde las niñas, niños y adolescentes, quienes ahora están siendo reclutados a través de las redes sociales son actualmente la población más vulnerable. “El crimen y la violencia laboran en término de uso de cuerpos y mano de obra” señaló la Dra. Marisol Ochoa Elizondo.
Indicó que en las pequeñas localidades el crimen desorganizado también genera violencia, opera con extorsiones y comienza a generar distorsiones grupales, locales y regionales, incluso desplazamientos forzados, comentó.
Destacó la importancia de analizar las nuevas lógicas de convivencia que se están generando en la sociedad, “sobre cómo nos comportamos frente a esto, hay una ruptura social, a nivel territorial y familiar, de ahí la importancia de reflexionar cómo nos relacionamos. Más allá de pensar en los grandes tráficos y grupos de narcos, es necesario voltear a la dimensión social, para ver lo que está pasando. Hay una inercia donde ciertas familias por situaciones de emergencia y necesidad orillan a sus familiares a pertenecer a grupos de delincuencia porque ahí hay trabajo y es una forma de vida” mencionó.
“El crimen organizado es una guerra permanente y silenciada donde los gobiernos han asumido diversas posiciones” apuntó el Dr. Pedro Isnardo de la Cruz Lugardo. “El tema del crimen organizado en México y en el mundo es un tema geopolítico, porque su producción, consumo, y capacidad de afianzar mercados esta todo el tiempo desafiada por nuevos procesos sociales, nuestro país ahora es un país de producción y de consumo” dijo.
Subrayó la debilidad de las instituciones, del Estado, de desconfianza de los puestos públicos, de los gobiernos locales y estatales, de las clases políticas que han evitado que México sea un país de instituciones que garantice un estado de derecho, de legislaciones que en efecto sentencien al crimen organizado. “La impunidad sigue siendo una realidad que construye escenarios cada vez más desoladores para las víctimas y familias de homicidios, feminicidios y de desapariciones forzadas”.
Ante esta ruptura del tejido social se requieren políticas de seguridad que integren la prevención, iniciativas sociales para reconstruir los lazos sociales desde el nivel micro y macro, lo que representa un reto para las y los profesionales de Trabajo Social, desde su intervención, mediante educación social, fomentar el sentido de pertenencia e identidad a las comunidades, la posición ciudadana es muy importante, es necesario un trabajo de corresponsabilidad, advirtieron.
Para visualizar el panel visita el siguiente enlace: https://www.youtube.com/watch?v=qcC18kuOttg