ACADEMIA

Seminario: “Uso de sustancias psicoactivas: una visión política, institucional y social”.

El 29 de septiembre se llevó a cabo la octava sesión del Seminario: Uso de sustancias psicoactivas: una visión política, institucional y social, organizado por el Centro de Investigación y Estudios en Discapacidad y Salud (CIEDyS) de la Escuela Nacional de Trabajo Social, la cual fue transmitida a través del canal de YouTube.

En esta sesión denominada Reducción de riesgos y daños, se contó con la participación del Magister Mauro Adrián Díaz Moreno, integrante de la organización civil Échale Cabeza en Bogotá, quien señaló que generalmente el estigma hacia las personas que consumen sustancias psicoactivas, está ligado a delitos como crimen organizado, violencia y el peligro.

Informó que dentro de las sustancias psicoactivas mayormente consumidas son:

  • Cannabis: con un consumo a nivel mundial de 209 millones de personas en el año 2020.

  • Opioides, principalmente la heroína con 31 millones usuarias y usuarios.

  • Cocaína, consumida por 21 millones de personas en el año 2020.

  • Anfetaminas, 34 millones de personas que la consumieron en el año 2020.

  • Éxtasis, 20 millones de personas la consumen.

Realizó un bosquejo histórico sobre la historia de la Reducción de Riegos y Daños (RRD), durante el siglo XIX y principios del XX, farmacéuticos y médicos en Gran Bretaña trabajaron juntos para proporcionar, vigilar y prescribir opio y otras drogas al público británico, para brindar tratamiento de mantenimiento a quienes se habían vuelto dependientes. A su vez, las potencias occidentales firmaron una serie de tratos a principio del siglo XX, que ponían fin al comercio del opio en Gran Bretaña. Dichos tratos relegaron el uso de opiáceos y cocaína a sanción legal excepto para ciertas aplicaciones legítimas por parte de la profesión médica.

Aludió que, el Ministerio británico, fue asociado con miembros de élite de la profesión médica británica para remodelar la política de drogas, donde el Dr. John Rolleston, encabezó el comité resultante de médicos y funcionarios gubernamentales para redactar lo que se denominaría el “Informe Rolleston”, dentro del cual se estableció un medio para que los médicos prescribieran y distribuyeran derivados de cocaína y opio para pacientes registrados, para el “alivio de las condiciones mórbidas íntimamente asociadas con la adicción”.

Durante la década de 1970, el uso de opiáceos y cocaína, sustancias que antes no estaban ampliamente disponibles, estaba en aumento, teniendo diferencia de modelos entre “drogas duras y blandas”. Con respecto a las drogas duras se hacía referencia a la heroína, cocaína, anfetaminas y LSD (Dietilamida del Ácido lisérgico), las drogas suaves incluían a la marihuana, hachís y otros productos cannábicos.

Por otro lado, en 1980 el gobierno holandés respondió introduciendo la reducción de daños como el enfoque oficial para abordar todo tipo de consumo de sustancias. Esta práctica todavía está firmemente arraigada en la política de drogas holandesa en la actualidad. Canadá, fue uno de los siete países del mundo que realizó ensayos controlados de tratamiento asistido con heroína.

Explicó que la reducción de riegos y daños abarca estrategias prácticas, programas y políticas para mitigar las consecuencias negativas del consumo de drogas. Tiene un enfoque pragmático en el que se ofrece a las personas una variedad de opciones para reducir los daños e individualizar los planes de atención para proteger su salud, respetando su autonomía.

Contempla algunos principios como:

  • Acepta el uso de drogas lícitas e ilícitas y trabajar para minimizar sus efectos nocivos en lugar de simplemente ignorarlos o condenarlos.

  • Entiende el uso de las drogas como un fenómeno complejo y multifacético que abarca un continuo de comportamientos desde el uso severo hasta la abstinencia, y reconoce que algunas formas de usar drogas son claramente más seguras que otras.

  • Pide la provisión de servicios y recursos sin prejuicios, ni coerción para las personas que usan drogas y las comunidades en las que viven para apoyarlos a reducir el daño concomitante.

  • Garantizar que las personas que usan drogas y las que tienen un historial de uso de drogas rutinariamente, tengan voz real en la creación de programas y políticas diseñadas para servirles.

  • Las personas que usan drogas son los principales agentes para reducir los daños de su uso de drogas y busca empoderar a las PWUD (people who use drugs), para compartir información y apoyarse mutuamente en estrategias que cumplan con sus condiciones reales de uso.

  • Reconoce que las realidades de la pobreza, la clase, el racismo, el aislamiento social, los traumas del pasado, la discriminación basada en el sexo y otras desigualdades sociales afectan tanto la vulnerabilidad, como la capacidad de las personas para enfrentar de manera efectiva los daños relacionados con las drogas.

  • No intentar minimizar o ignorar el daño y el peligro reales y trágicos que pueden estar asociados con el uso de drogas ilícitas.

  • Establecer la calidad de vida y el bienestar individual y comunitario (no necesariamente el cese de todo uso de drogas) como los criterios para intervenciones y políticas exitosas.

  • En cuanto a la definición de daño depende de varios factores, incluida la cultura a nivel individual, comunitario y social; y el conjunto de comportamientos específicos en cuyo contexto se considera el daño.

Señaló algunas estrategias de Reducción de Riesgos y Daños (RRD):

  • Distribución de parafernalia higiénica: ofrece gestión de sobredosis, asegurándose de que todo el personal esté capacitado en técnicas de recuperación de sobredosis.

  • Programa de sustitución de opioides: un tratamiento médico eficaz, seguro y rentable que también ha demostrado, reducir la frecuencia de inyección de heroína u otros opioides, reduciendo los riesgos asociados de sobredosis y la reducción de infección y transmisión de virus transmitidos por la sangre.

  • Centros de emergencia social e intervención de proximidad en centro comunitario: recursos ambulatorios de atención y respuesta inmediata para personas con consumos problemáticos dependientes que están en situación de exclusión social.

  • RRD en el medio penitenciario: prevención de infecciones de transmisión sanguínea y sexual, programas de metadona, educación entre pares y prevención de sobredosis.

  • RRD en el medio educativo: campañas educativas en universidades, generalmente se ha abordado RRD en alcohol, nicotina, salud sexual y reproductiva.

  • RRD en contextos de ocio nocturno: distribuir materiales y proporcionar asesoramiento de reducción de riesgos y daños en eventos y establecimientos de ocio nocturno.

  • Programa de análisis de sustancias: comprende análisis químico o instrumental de sustancias psicoactivas.

Para visualizar la sesión completa visita:

https://www.youtube.com/watch?v=7blgH7nmGcM