Este proyecto ha sido concebido para dar continuidad al ejecutado bajo el auspicio del programa Erasmus Plus en la convocatoria anterior, titulado "La diversidad en el aula, hacia una enseñanza inclusiva". Los resultados obtenidos con la formación y las experiencias de observación realizadas han sido muy enriquecedores y nos han ayudado a trazar una línea de actuación bien definida y con objetivos más concretos y realistas, siempre en el marco de una de las cuatro áreas prioritarias del Programa Erasmus Plus, a saber, la INCLUSIÓN y la DIVERSIDAD. Si hay algo que caracteriza al perfil de alumnado propio de nuestras enseñanzas es, precisamente, la DIVERSIDAD en todas sus dimensiones: edad, trayectoria formativa, intereses, objetivos y estilos de aprendizaje, nivel socioeconómico, competencia digital, culturas de procedencia, lenguas maternas y un largo etcétera. Dicha diversidad es difícil de gestionar, pero muy enriquecedora. De entre los numerosos desafíos ligados a la gestión de la diversidad hemos decidido centrarnos en TRES:
(1) La atención a la neurodiversidad o NEURODIVERGENCIA, es decir, al alumnado con NECESIDADES ESPECIALES de naturaleza cognitiva y emocional. Se trata de un amplio espectro que incluye desde TDAH, TEA y trastornos del lenguaje hasta aspectos relacionados con la salud mental. Es una realidad cada vez más presente en las aulas y el profesorado carece de la formación necesaria para identificarla, entenderla y gestionarla. Los centros escolares de Educación Infantil, Primaria y Secundaria cuentan con equipos de Orientación Educativa y Psicopedagógica encargados de asesorar al conjunto de la comunidad educativa en la toma de decisiones para crear espacios inclusivos que integren a todo tipo de alumnado. Las Escuelas Oficiales de Idiomas, sin embargo, carecen de estos especialistas.
(2) La integración de las personas MIGRANTES y REFUGIADAS que se inscriben en nuestro centro para aprender Español. En el curso académico 23/24 la cifra supera los 200 alumnos. Como consecuencia de los conflictos bélicos internacionales abiertos, se prevé un aumento significativo. Generalmente la labor de los docentes responsables de estos grupos va más allá de la consecución de objetivos lingüísticos. A lo estrictamente pedagógico se suman componentes sociales y afectivos que trascienden el aula. En muchos casos la trayectoria vital de los alumnos es compleja e incluso traumática, y el docente debe asumir funciones terapéuticas de gestión emocional para las que no está formado. De un tiempo a esta parte, además, se han dado casos de baja alfabetización que requieren de estrategias, materiales y herramientas didácticas muy específicas.
(3) Los dos desafíos anteriores están estrechamente relacionados con nuestro tercer objetivo: la protección del BIENESTAR EMOCIONAL de toda la comunidad educativa. Creemos que la preocupación por el bienestar del alumnado debe hacerse extensiva al profesorado, así como al resto del personal del centro. Los nuevos retos, la constante actualización de conocimientos así como los cambios en las metodologías y en las prácticas docentes son muchas veces causa de estrés y frustración. Es necesario que los docentes aprendamos a gestionar esas emociones. En última instancia, a menor frustración y mayor empoderamiento del profesorado, mejores resultados en el aula. En definitiva, aspiramos a estar más capacitados para crear espacios inclusivos comprometidos con el bienestar emocional de toda la comunidad educativa.
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