Sonata Nr. 17 en re m. Op. 31 Nr. 2 “Tempestad”.L. v. Beethoven
I. Largo. Allegro
La Sonata para piano Nr. 17 en re menor Op. 31 Nr. 2, conocida como “La tempestad”, en alemán “Der Sturm”, fue compuesta por Ludwig van Beethoven entre 1801 y 1802. Las tres sonatas para piano que conforman el Opus 31 son las Sonatas Nr. 16, Nr. 17 y Nr. 18. Aunque la Nr. 16 figura como la primera del conjunto, el compositor había finalizado antes la Nr. 17. Debido a su descontento con el estilo clásico de la música, Beethoven se comprometió a tomar un nuevo camino de la composición musical y el estilo. Las piezas del Op. 31 son las primeras muestras de las nuevas y menos convencionales ideas del músico. Es importante tener en cuenta que estas piezas fueron escritas después del famoso Testamento de Heiligenstadt de 1802. Según los críticos estas obras muestran ahora más pronunciado sentido "beethoveniano" del estilo que se hará más evidente en las obras posteriores, más maduras. Si alguna de estas piezas denota que había emprendido un nuevo camino, esa es la Sonata Nr. 17.
El primer movimiento se construye casi enteramente sobre sus dos ideas de apertura: la primera, las cuatro notas ascendentes de ritmo lento de un acorde quebrado, la segunda, que sigue inmediatamente y establece el conflicto dominante, un motivo agitado que consiste en más de una docena de pares de notas cercanas. Esto conduce a un pasaje que aumenta la tensión precedente por medio de una serie de acordes rotos en la mano izquierda que se mueven en pasos ascendentes, por encima de los cuales una figura anhelante aporta una medida de peso trágico. A mitad del movimiento, las cuatro notas ascendentes de la apertura regresan y luego la acción se detiene cuando dos cortos pasajes melódicos sin acompañamiento armónico aparecen en la escena. Beethoven se aficionó bastante a este vocalismo simulado con un enorme efecto dramático. El segundo movimiento tiene una naturaleza orquestal, profética de las sonatas tardías. Su tema de apertura parece escrito para viento madera y los ritmos de timbales simulados son base para una escritura melódica de viento metal. Este movimiento forma un puente sereno entre los movimientos de comienzo y final. El tercer tiempo se mueve inexorablemente en forma de movimiento perpetuo, adquiriendo intensidad por su repetido motivo de apertura y finalmente se disuelve en una tranquila y clara resignación, que podría ser una confirmación del estado de ánimo del compositor. En 1802, cuando escribió la Sonata en Re menor, la conciencia de su sordera progresiva e incurable le había enviado a las profundidades de la desesperación.
El Albaicín Iberia Cuaderno III/I. I. Albéniz
La suite para piano Iberia, escrita por Isaac Albéniz, fue compuesta entre 1905 y 1909 (fecha de la muerte del compositor), y es quizás la más importante obra de la literatura pianística española, así como una de las cimas de la música para piano de todos los tiempos. De ella dijo Oliver Messiaen : “es la maravilla del piano, ocupa quizá el más alto puesto entre las más brillantes muestras del instrumento rey por excelencia”.
El cuaderno III de la Suite Iberia fue presentado en 1908 por Blanche Selva. Está dedicado a Mme. Marguerite Hasselmans. Las tres obras de este cuaderno son El Albaicín (por el barrio gitano de Granada), El Polo (palo del flamenco) y Lavapiés (barrio de Madrid). El Albaicín es una pieza misteriosa con un juego rítmico que cambia constantemente: se trata de un cante jondo, algunas veces apasionado y otras melancólico. La primera sección presenta un motivo vivo que es repetidamente interrumpido por los rasgueos de la guitarra flamenca a la que el piano imita.
Pieza inspirada en este barrio granadino que mantiene un extraordinario y original juego rítmico. Éste se mantiene a lo largo de toda la página, con infinitas facetas. Parece un cante jondo melancólico, unas veces misterioso y otras apasionado. Son de destacar el rítmico y originalísimo arranque de la pieza así como las numerosas referencias a arpegios y rasgueos característicos de la guitarra flamenca. La primera sección alterna una rica y viva colección de temas de resonancias flamencas con otro tema más pausado, misterioso y profundo, como el cantaor que desgrana su quejío con un ligero acompañamiento de fondo. La segunda sección, de gran contraste con la anterior, presenta un bellísimo tema de un lirismo apasionado, arrebatador. Finalmente, una tierna, casi amorosa reexposición del mismo tema remata la pieza de manera magistral. El Albaicín es considerada por muchos la obra maestra dentro de esa gran obra maestra que es Iberia.
Balada Nr. 1 en sol m. Op. 23 . Chopin
La Balada en sol menor representa a Chopin en la cima de su impetuosidad juvenil. La pieza comienza con una de las introducciones más convincentes posibles: las manos, en notas sueltas separadas por una octava, pasan urgentemente de los graves a los agudos durante tres compases, susurran provocativamente durante dos compases y, finalmente, en acordes, evocan la máxima expectación con una disonancia magníficamente colocada que se funde en el tema principal austeramente lírico. En contraste con esta melodía más bien acerada, el segundo tema, en mayor, es todo dulzura nocturna, aunque finalmente alcanza una musculatura y un empuje sorprendentes. Entrelazados con el lirismo, abundan los pasajes brillantes y las estridencias técnicas, que culminan en una coda presto con fuoco de gran dificultad. La coda, que no se detiene ante nada técnico, se convertiría en la firma de las cuatro baladas de Chopin, excepto la tercera.
Se puede decir que Chopin fue el creador de la balada como género distinto, inspirando a muchos músicos (como Liszt y Brahms) a escribir sus propias baladas. Aunque las piezas parecen ser completamente diferentes entre sí, los analistas han demostrado que las Baladas comparten una serie de rasgos, como una reexposición en espejo (donde se invierte el orden del primer y segundo tema) y el llamado compás de balada (un 6 /8 o 6/4 metros).
La sección principal de la balada se construye a partir de dos temas principales. La breve introducción se desvanece en el primer tema en sol menor, introducido en el compás 8. Después del desarrollo dramático, el segundo tema en Mi♭ se introduce suavemente en el compás 68. A la exposición le sigue una vez más un desarrollo, en el que los dos temas, trasladados a otro centro tonal (La menor y La mayor), experimentan una transformación. Luego, una repetición presenta los dos temas en sus tonos originales, aunque en orden inverso. Un acorde imponente introduce la Coda, marcada Presto con fuoco, en la que reaparece la armonía napolitana inicial en constante propulsión dinámica hacia adelante, que finalmente termina la pieza en una feroz escala de dobles octavas que recorre el teclado.
En su conjunto, la pieza es estructuralmente compleja y no se limita estrictamente a ninguna forma en particular, sino que incorpora ideas principalmente de la sonata y las formas de variación.