El programa a interpretar se compone de tres obras representativas del repertorio para clarinete, que abarcan desde el periodo clásico hasta el siglo XX, y que permiten mostrar tanto la técnica como la expresividad del intérprete.
El Concierto para clarinete n.o 2 en Mi bemol mayor, Op. 74 de Carl Maria von Weber, en su primer movimiento, destaca por su carácter brillante y virtuosístico.
De forma sonata, la obra combina pasajes de gran agilidad con secciones más líricas, permitiendo al clarinete desplegar su capacidad expresiva y su destreza técnica. Es una muestra clara del estilo romántico temprano y del interés de
Weber por el dramatismo y el color orquestal.
El Concierto para clarinete en La mayor, K. 622 de Wolfgang Amadeus Mozart es una obra clave del repertorio clásico. En su primer movimiento se aprecia un equilibrio formal característico del estilo de Mozart, con una escritura melódica fluida y natural para el clarinete. La música transmite serenidad y elegancia, y pone de relieve aspectos como el fraseo, la calidad del sonido y la musicalidad del intérprete.
La Sonata para clarinete y piano de Francis Poulenc, compuesta en el siglo XX, presenta un lenguaje neoclásico lleno de contrastes expresivos. Dividida en tres movimientos: Allegro Tristamente, Romanza y Allegro con Fuoco; la obra combina
momentos de ligereza irónica con otros de carácter más introspectivo. El papel del piano es fundamental, estableciendo un diálogo constante con el clarinete. Su riqueza tímbrica y emocional convierte esta sonata en una de las piezas más destacadas del repertorio moderno para el instrumento.