Concierto para Violoncello en si bemol mayor nº 9 G482. L. Boccherini
Luigi Boccherini fue un consumado violonchelista, es quizá el más importante compositor italiano de música instrumental del siglo XVIII
Llegó a escribir doce conciertos para este instrumento sabiéndole extraer toda la elegancia, melancolía y expresividad que puede dar. Nació en la localidad toscana de Lucca en 1743 pasó sin embargo gran parte de su vida en España. Moriría en Madrid en 1805.
A ciencia cierta, no se sabe aún la fecha exacta de composición de este concierto - arreglado en 1895 por el violoncellista alemán Friedrich Grüzmacher mezclando una sonata y otro concierto - aunque la simplicidad de su acompañamiento ha hecho pensar a los especialistas que dicha obra tuvo que ser anterior a 1770 . Este concierto lo compuso en 17 destaca por su carácter virtuosístico y su dificultad. Este concierto consta de tres movimientos; Allegro moderato, Adagio non troppo y Rondó (Allegro).
Sonata en mi menor. J. Brahms
Johannes Brahms fue un compositor alemán de la segunda mitad del siglo XIX. Fue un pianista y compositor del romanticismo, considerado el más clásico de ese periodo. Escribió múltiples sonatas, dos para violoncello.
Brahms amaba la música de cámara en todas sus formas, y escribió piano partes para que él mismo las tocara.
Uno de sus seguidores en la Singakademie fue el famoso preparador vocal y compositor de Lieder Josef Gänsbacher (1829-1911), que también era un violonchelista aficionado. En agradecimiento, Brahms dedicó una sonata para violonchelo en la que estaba trabajando a Gänsbacher
Esta Sonata, Op. 38 en Mi menor, terminó publicándose en 1866 no fue lo que Brahms y Gänsbacher habrían tocado. La obra original de Brahms estaba en tres movimientos: una gran sonata en forma de Allegro, un Adagio, y un Allegretto quasi Menuetto. En 1865 añadió un final fugaz, pero antes de la publicación quitó el Adagio, dejando la obra en tres movimientos, sin un verdadero movimiento lento. (La obra fue rechazada dos veces antes de que Simrock la aceptara para su publicación en su forma final.
La primera edición se tituló "Sonate für Pianoforte and Violoncell", en lo que entonces todavía era un listado común para las sonatas de instrumentos solistas con piano.
7 Canciones Populares . Manuel de Falla
A principios del siglo XX, la aproximación de numerosos compositores europeos al folklore popular representaba uno de los pilares de lo que convenimos en llamar nacionalismos musicales.
Las Siete Canciones populares Españolas fueron escritas por Manuel De Falla en 1914. Dedicadas a Ida Godovska, anfitriona de una de las tertulias parisinas más conocidas de comienzos de siglo, están inspiradas en la música popular de diferentes regiones de España y constituyen un precioso fresco de distintos elementos lingüísticos del repertorio popular.
Estas canciones para voz y piano fueron estrenadas en el Ateneo de Madrid en 1915 en un acto de homenaje a Turina y al propio Falla. En esta premier fue la cantante Luisa Vela la encargada de su estreno con el compositor al piano.
Las siete canciones que integran el ciclo llevan por título: El Paño Moruno, Seguidilla Murciana, Asturiana, Jota, Nana, Canción, y Polo. Me centraré en la Nana ya que es la que voy a interpretar.
Nana está indicada como Calmo e sostenuto, y escrita en 2/4. Estamos ante una cálida canción de cuna andaluza. Para muchos es la canción más emotiva de todo el ciclo, algo que, por otro lado, se ve favorecido por la ternura que la escena de toda canción de cuna lleva asociada. Una canción que nos mece y nos invita a quedarnos poco a poco, muy poco a poco dormidos mientras recordamos la escena en primera persona.
Segunda Suite. J. S. Bach.
El preludio de esta hermosa suite desarrolla una triste pero constante línea melódica. En la partitura se aprecia la repetitiva figura de grupos de 4 corcheas. Únicamente pone fin con los 5 acordes resolutorios de esta bella y sentida pieza.
La Zarabanda es una danza de origen español caracterizada por su lento tempo. La languidez que causa el tempo pausado será acompañada e incrementada por las dobles cuerdas y cambios armónicos constantes en los acordes, dándonos una sensación de desorientación hasta el final.
Sonata cello en Fa Mayor op.6. Richard Strauss
Es la única sonata para este instrumento que hizo Richard Strauss. Se aprecian las influencias del Romanticismo de Brahms, Mendelssohn y Schumman en el intimismo acompañado de los cambios de frase y armonía. Son especialmente reseñables los pasajes a modo de fuga en la mitad del movimiento y las continuas contestaciones entre el piano y el solista, a semejanza del género camerístico.
Concierto La menor C. Saint-Saëns
El concierto en la menor fue en su época bien acogido por la crítica, pues retornaba al clasicismo Saint-Saëns, quien había sido repudiado por sus obras más modernistas. Lo reseñable son las preguntas-respuestas entre el cellista y el pianista, el virtuosos pasaje de dobles cuerdas del primer movimiento, el arrebatado primer movimiento frente al calmado y casi de “cajita de música” estilo del segundo movimiento; y que no se produzca pausa entre ninguno de los movimiento, siendo toda la estructura hilvanada.
Sonata 3 para cello y piano. L. V. Beethoven
La tercera sonata de Beethoven para cello y piano fue escrita en 1808, y dedicada al barón Ignaz von Gleichenstein. Es una de las obras más representativas en el repertorio de violoncello al ser la primera pieza de cámara entre dos instrumentos, y busca ya no sólo el sonido solista, sino también como acompañante.
Concierto nº 2 en si m. A. Dvorak
El concierto de Dvorak n 2 en si menor fue compuesto en 1895, y fue el último concierto para cello escrito por él, dedicado al chelista Ludevit Peer. Fue descubierto tras la Primera Guerra Mundial, en el 1925, y se ha editado de tres maneras diferentes. Este concierto representa una de sus obras cumbres en el campo de instrumento solista, y en él conviven y se desarrollan numerosas tendencias musicales distintas.
Cuarteto para el final de los tiempos. O. Messiaen
Louange à l'éternité de jésus
El Cuarteto para el fin del tiempo fue compuesta durante la Segunda Guerra Mundial, y se estrenó el 15 de enero de 1941 en el campo de prisioneros de Görlitz. Originalmente es una obra para clarinete en Si b, violín, violoncello, y piano, y tiene una duración de unos 50 minutos.
Este movimiento en cuestión (que traducido se llama Alabanza a la Eternidad de Jesús), y que solo es interpretado por un chelo y piano, se basa en el concepto general de Jesús como un verbo. Toda la obra es una eterna frase, que “nunca termina”, y que hace referencia a la frase de la biblia que dice “al principio sólo existía el Verbo, y el Verbo estaba con Dios”.
Concierto en Do M. J. Haydn
Comenzaremos con el concierto en Do mayor de Haydn. Hasta 1961, sólo hubo un concierto para violonchelo de Haydn, en Re mayor, muy apreciado tanto por el público como por los violoncelistas, pero en 1961, Oldřich Pulkert, el archivero de Museo Nacional de Praga, descubrió una colección de partituras del Concierto para violonchelo en Do mayor perdido durante casi dos siglos. Esta partitura es tan atractiva como la de cualquiera de los conciertos que Haydn escribió, incluyendo el popular Concierto para trompeta en Mi bemol, y es una bienvenida y digna compañera del Concierto en Re mayor. A diferencia de cualquiera de esas piezas, el concierto en Do mayor es una obra de juventud, escrita durante los primeros cuatro años en que Haydn trabajó para la familia Esterházy, cuando a menudo favorecía a sus intérpretes con destacados solos en sus sinfonías y obsequiaba a sus mejores músicos con conciertos escritos pensando en ellos. Este concierto para violonchelo fue compuesto para Weigl, un buen amigo, y, a decir de todos, un excelente músico. Aunque la forma de concierto nunca le resultó a Haydn tan agradable o estimulante como a Mozart, sus mejores obras en el género, como el Concierto para violonchelo en Do mayor, son piezas muy convincentes, siempre sensibles a las capacidades del instrumento solista y tan brillantemente elaboradas de
principio a fin como las sinfonías. Ciertamente, este efusivo Moderato, con su triunfal energía y su lirismo, es tan impresionante como la apertura de cualquiera de las primeras sinfonías de Haydn.
Sonata en mi m. J. Brahms
En segundo lugar escucharemos la sonata en Mi menor de J. Brahms. La obra original de Brahms estaba en tres movimientos: una gran sonata en forma de Allegro, un Adagio, y un Allegretto quasi Menuetto. En 1865 añadió un final fugaz, pero antes de la publicación quitó el Adagio, dejando la obra en tres movimientos, sin un verdadero movimiento lento. "El joven Brahms era duro, casi a la dureza; amaba la expresión franca y los contrastes repentinos, y evitaba las concesiones a la mera comprensibilidad", como escribió Karl Geiringer, y
ciertamente no hay concesiones aquí, ni a los intérpretes ni a los oyentes, aunque al presentar la obra a Simrock, Brahms escribió que la Sonata "ciertamente no es difícil de tocar". Aunque es casi tan larga como los otros dos movimientos combinados, la apertura del Allegro es arquitectónicamente limpia, casi severa en su construcción. La primera edición se tituló "Sonate für Pianoforte and Violoncell", en lo que entonces todavía era un listado común para las sonatas de instrumentos solistas con piano. Sin embargo, como Emanuel Ax escribió en las notas del liner para su grabación de la pieza con Yo-Yo Ma hace más de 20 años, "la colocación de los instrumentos en relación con los demás es bastante fresca y sorprendente. El violonchelo es a menudo el soporte del bajo de toda la estructura armónica, y el piano está a menudo en la soprano en ambas manos. Este constante cambio de registros, con el violonchelo ahora arriba, ahora abajo, ahora entre las manos del pianista, crea una fusión íntima de los dos instrumentos, de modo que no hay sensación de una voz más importante que es continua - la voz principal está en constante cambio".
"Requiebros". G. Cassadó
Concluiremos con “Requiebros” de Cassadó. Gaspar Cassadó, violonchelista y compositor español del S.XX. Llegó a ser más famoso como chelista que como compositor pero aun así, en el ámbito “chelístico”, sus composiciones son muy conocidas e interpretadas, convirtiéndose en un referente de interpretación para cualquier estudiante y/o profesional del citado instrumento. Llegó a ser un gran virtuoso del violonchelo y un músico importante de la época, compartió escenario con los instrumentistas más famosos de todo el siglo XX, tales como el violinista Yehudi Menuhin o el pianista Arthur Rubinstein y el compositor italiano Luigi Dallapiccola. A pesar de todas las dificultades sociales vividas, su gran esfuerzo y talento hicieron de él un músico y violonchelista de reconocido prestigio, aunque sus dotes como compositor no quedaran muy bien reconocidas en la liturgia musical, a excepción de sus tres obras más conocidas: la “suite para violonchelo solo”, la “Sonata a l’estil antic espanyol” y “Requiebros” constituyen las obras más famosas del compositor. Estas tres obras las compone en el período de entreguerras, cuando ya se había establecido en Florencia en 1920.
“Requiebros” fue compuesta en 1931, es una obra breve pero delicada de ejecución y con un fuerte carácter español. Poco hay que comentar sobre esta obra, breve de dimensiones y delicada de ejecución. Estamos ante una página típicamente española, aunque no sin cierto aire afrancesado. Tampoco hay en su creador muchas más pretensiones que la de dejar en movimiento al violoncelo, sobre pasajes muy claramente pensados para el lucimiento instrumental. Ello sin perjuicio de que la obra resulte muy grata al oído, y presente una correcta escritura, más o menos académica.
Suite nº 2 para violoncello solo, BWV 1008. J. S. Bach
Johann Sebastian Bach posiblemente compuso las suites para violoncello solo entre 1717 y 1723. Nunca fue una obra ampliamente conocida hasta que Pau Casals la rescató del olvido. Encontró las suites en una tienda de Barcelona a los 13 años y hasta los 48 no las interpretó en público. fue el primero en grabarlas y adquirieron gran popularidad desde entonces. Antes de Casals, los cellistas no llenaban los teatros; al propio violoncello no se le consideraba un instrumento solista de importancia. Hasta entonces las suites eran concebidas como piezas o estudios técnicos y no como una obra para ser interpretada en concierto. Además, Casals reinventó el cello, cambió la técnica del mismo haciendo posible la liberación del brazo y los dedos, dejando atrás las limitaciones técnicas.
La segunda suite tiene un carácter dramático e íntimo y está en la tonalidad de re menor. En el preludio ya las tres primeras notas constituyen una triada trágica, sigue una oscura línea melódica y su carácter es introspectivo y reflexivo.
La sarabande tiene un aire aún más triste y lúgubre pero con pequeños indicios de esperanza.
Concierto para violoncello y orquesta nº 1 en la m, op. 33. C. Saint- Saëns
Este concierto está escrito para violoncello y orquesta, pero se interpretará con piano. Camille Saint- Saëns lo escribió en 1872 y fue dedicado a Auguste Tolbecque, violoncellista, violagambista y luthier belga, quien lo estrenó el 19 de enero de 1873. La obra se desvía de la forma estándar de un concierto. En vez de dividirse en tres movimientos, se estructura en un movimiento continuo sin pausas, pero que contiene tres secciones: allegro non troppo, allegretto con moto y tempo primo.
En el allegro non troppo, el violoncello comienza inmediatamente después de un acorde de la orquesta, un toque inusual. A lo largo de la sección, el cello y la orquesta construyen un juego de pregunta respuesta. En el concierto Saint- Saëns no muestra al violoncello como un héroe en conflicto con la orquesta, sino que lo integra en la textura orquestal. Sin embargo, el violoncello lo adquiere un importante protagonismo durante gran parte de la obra.
Requiebros. G. Cassadó
Cassadó es considerado uno de los mejores violoncellistas de su tiempo, además de ser un excepcional compositor. A partir de 1922 dio a conocer sus propias composiciones: piezas para violoncello como conciertos, música de cámara, oratorios...Así mismo realizó transcripciones para violoncello. Requiebros se compuso en 1934 para violoncello y piano. Tiene un aire presumido y elegante, y el piano juega un papel muy importante en la obra, ya que lleva el motor rítmico de la pieza.