Polonesa en do menor Op. 40 Nr. 2. F. Chopin
Las dos polonesas op. 40, también llamadas Polonesas Militares, las compuso Frédéric Chopin en 1838 durante su corta estancia en Mallorca. Anton Rubinstein señaló que cada una corresponde a la gloria y a la tragedia de Polonia, respectivamente.
Las polonesas son un género musical muy cultivado por el compositor, quien escribió al menos veintitrés. Chopin compuso polonesas durante la práctica totalidad de su vida, datando la primera de ellas de 1817, cuando tenía tan sólo siete años de edad, y la última, la conocida Polonesa-Fantasía, se publicó en 1846, tres años antes de su muerte.
Chopin compone sus primeras polonesas siguiendo una tradición, ya que es una danza que está de moda. Se originó en Polonia, pero para la época de Chopin hacía dos centurias que se había convertido en una danza convencional conocida por toda Europa. Ya en el barroco temprano numerosos compositores habían escrito "danzas polacas" o, como a los franceses gustaba llamarlas, "polonaises", y para el siglo XIX había perdido su carácter de danza bailable para devenir en una pieza instrumental que presentaba características propias: métrica ternaria, ni muy lenta ni muy rápida, y con un patrón rítmico único que Chopin supo modelar según convenía a la atmósfera. Sin embargo, más adelante, el compositor otorgará a estas obras un valor patriótico debido a la invasión rusa de Polonia.
Preludio Suite Bergamasque. C. Debussy
La Suite Bergamasque se publicó en 1905, pero se completó en 1890. Por lo tanto, representa una especie de retroceso al estilo temprano de Debussy: no es tan intensamente evocadora como Estampes o Images (la última de las cuales también se publicó en 1905), tan abstractamente imaginativa como los Preludios, o tan penetrante como los últimos Études. No obstante, esta suite es un trabajo realmente hermoso: Debussy la revisó antes de la publicación (aunque en realidad no sabemos qué cambió), y hay muchas de sus marcas registradas en evidencia aquí: diversión modal (especialmente en el lidio, mixolidio, Aeolian y Dorian), una modulación colorista no preparada y el uso de acordes extendidos (la suite se abre con un F 13), todo combinado con el don de Debussy al estilo Chopin de la melodía y la figuración atractiva. También hay destellos bastante románticos de emoción que son prácticamente inexistentes en las últimas obras para piano de Debussy.
La suite en realidad sigue muy de cerca el modelo barroco: un preludio discursivo, un menuet (que aquí es más lúdico que su contraparte barroca), una meditación lírica y luego una danza de cierre animada (un Passepied más rápido de lo habitual). Debe gran parte de su fama a su tercera pieza, la muy famosa “Clair de lune”. Poética, onírica, impregnada de dulzura verlainiana, la pieza se hace eco de otro "Clair de lune" de Debussy, una melodía extraída de las Fêtes galantes.
Debussy intentó que esta composición no viese la luz, pues creía que esta obra de juventud estaba muy por debajo del nivel de sus creaciones más modernas. La Suite toma su nombre de las máscaras de la Commedia dell'Arte di Bérgamo y está inspirada en las Fêtes galantes del poeta Paul Verlaine. El Prélude es la primera pieza en la suite. Debussy la escribió en Fa mayor, con la indicación de rubato. Se caracteriza por los contrastes muy dinámicos con un comienzo y un final vigorosos. Es una pieza festiva, muy del estilo barroco habitual en los preludios de la época.
Sevilla (Sevillanas) Suite española Op. 47 Nr. 3 . I. Albéniz
La Suite española Op. 47 del compositor español Isaac Albéniz está compuesta principalmente de obras escritas en 1886 que se agruparon en 1887. Como muchas de las obras para piano de Albéniz, estas piezas son cuadros de diferentes regiones y músicas de España. Esta obra se inscribe dentro de la corriente nacionalista relacionada con el Romanticismo. Albéniz estaba entonces bajo el influjo de Felipe Pedrell, quien lo apartó de la música de salón estética europeísta y lo atrajo hacia el nacionalismo, en este caso español. Pero, por otro lado, el suyo es un nacionalismo pasado por el tamiz del refinamiento y la estilización.
El propio compositor estrenó Sevilla en un recital de piano el 24 de enero de 1885. Esta pieza ha sido transcrita para guitarra clásica, y desde entonces se ha convertido en una de las obras más importantes del repertorio de este instrumento. Albéniz utiliza los ritmos propios de una sevillana, pero con su estilizada escritura en la que combina lo popular y lo aristocrático. Tiene un intermedio, en forma de copla, presentado por ambas manos al
unísono.
Sevilla es la tercera obra de la «Suite española» Op. 47, y estaba entre las obras originales de la suite, junto con Granada, Cataluña y Cuba. Como todas las demás, la obra tiene, además del título, un subtítulo. El título se refiere a la ciudad en la que la obra se inspiró; el subtítulo, a la danza a la que evoca. Sevilla, con el subtítulo de Sevillanas, es una danza típicamente andaluza en 3/4 que se baila en parejas o en grupo al son de las palmadas.
Sonata Op. 26 (Andante con Variazioni, Scherzo y Trio). L. V. Beethoven
La sonata Op. 26 es la número 12 de las 32 que compuso Beethoven. Estas marcan en la carrera del compositor una inmensa y continua trayectoria, en la que plasma su búsqueda de nuevos caminos tanto en la composición como en el tratamiento del piano.
Esta sonata fue compuesta en el año 1800 y pertenece a la segunda etapa. Representa un progreso importante en los intentos de Beethoven por dar a cada sonata una originalidad inconfundible.
Ninguno de sus movimientos tiene forma sonata. El primer movimiento, Andante con variaciones, es de un exquisito lirismo. Las variaciones cambian el carácter mediante contrastes marcados (lento, apasionado, bromista o triste). El Scherzo, de carácter vivo y saltarín, con una acentuación muy sofisticada, contrasta con el trío, siempre ligado, con líneas muy largas. Los otros dos movimientos son Marcha fúnebre y Allegro.
Dos preludios. C. Debussy
El título de este preludio de Debussy ("Le sons et les parfums tournent dans l'air du soir") proviene de una poesía de Las flores del mal, de Charles Baudelaire, “Armonía de la tarde”. Los cuatro primeros versos nos evocan la unión de sonidos, imágenes, movimiento y aromas que buscaba el simbolismo y recrea esta música: "Ya se acerca la época en que vibrante, erguida, / cada flor se evapora igual que un incensario; / sonidos y perfumes giran en el crepúsculo / ¡melancólico vals y delicado vértigo!"
El preludio “General Lavine – eccentric” es uno de los pocos retratos musicales compuestos por Claude Debussy. En el estilo de un Cake Walk – una danza de moda importada de Estados Unidos – describe musicalmente al comediante americano Edward Lavine, que actúo en 1910 y 1912 en París. La música “excéntrica”, nerviosa y humorística de Debussy evoca las apariciones en escena de este cómico, que fingía ser una marioneta de madera, luchaba en duelo contra sí mismo, tocaba el piano con los pies o realizaba equilibrios sobre la cuerda floja.
Klavierstücke D 496 no 2. F. Schubert
La segunda de las tres Klavierstücke fue compuesta por Schubert en 1828, unos meses antes de su muerte. Como otras obras escritas ese año –la Fantasía en fa menor para piano a cuatro manos o el Quinteto con dos violoncellos– se trata de una obra fascinante que alterna pasajes luminosos y trágicos.
La sección inicial, que aparecerá dos veces más, a modo de estribillo, tiene un carácter amable y cantable: podría pertenecer a un lied del propio compositor. Pero pronto aparece la oscuridad, en la segunda sección, compuesta en do menor. El retorno de la sección inicial nos lleva a otro episodio, para el que Schubert reserva la melodía más apasionada de esta pieza. La melodía del inicio cierra – como si volviéramos a un sueño amable– esta obra maestra.
32 variaciones en Do menor WoO 80. L. V. Beethoven
La obra consiste en un tema principal de ocho compases donde la progresión armónica descendiente de los acordes de la mano izquierda, será el nexo de unión entre este tema principal y el resto de variaciones. En cada una de ellas se trabajará una técnica pianística diferente, desde la velocidad, hasta el fraseo, pasando por octavas o terceras consecutivas. Alguna de estas variaciones serán la imitación en la mano contraria de su antecesora y será común encontrar variaciones sucesivas con caracteres y estilos antepuestos el uno del otro.
Estudio de Concierto Nº 3, Un sospiro. F. Liszt
Escrita en re bemol mayor, este estudio pretende trabajar principalmente el cruce de manos así como los arpegios y la agilidad digital.
Destaca una melodía principal de ocho notas que es sobra la que se construye la obra, una melodía con carácter melancólico y a veces dramático. A lo largo de la obra se pasará por registros muy dulces en piano pero también por algunos más desenfadados en forte, donde destaca el uso que hace Franz Liszt del piano en toda su extensión.
Suite Iberia: VII El Albaicín. I. Albéniz
Séptima pieza de la suite Iberia, inspirada en el barrio granadino homónimo. Tiene un carácter altivo y rítmico con gran inspiración del flamenco, aunque se intercalan pasajes misteriosos y delicados.
Sonata en Mi b Mayor nº 62, Hob. XVI-52. J. Haydn
La Sonata para piano en Mi b Mayor, Hob. XVI/52, L. 62 fue escrita en 1794 por Joseph Haydn. Es la última de las sonatas para piano de Haydn, y es considerada como una de sus mejores obras. Así, ha sido objeto de un extenso análisis por parte de distinguidos musicólogos en gran parte debido a su extensa longitud, sus inusuales armonías y su interesante desarrollo. La obra consta de tres movimientos:
I. Allegro (Moderato)
II. Adagio en mi mayor y mi menor
III. Final: Presto
Novellette Op. 21, Nr. 1 en Fa Mayor. R. Schumann
Las Novelletten Op. 21, son un conjunto de ocho piezas para piano escritas por Robert Schumann en 1838 y dedicadas a Adolf von Henselt. Concretamente, la Novellette nº 1 en Fa Mayor, Markiert und kräftig, contiene siete secciones, que alternan entre una marcha staccato y pasajes legato fluidos.
El Puerto (Iberia, II). I. Albéniz
La suite para piano Iberia, compuesta por Isaac Albéniz entre 1905 y 1909, es quizás la obra más importante de la literatura pianística española, así como una de las cimas de la música para piano de todos los tiempos. Concretamente, El Puerto, es la pieza más corta de la colección y hace referencia a El Puerto de Santa María (Cádiz).
Preludio y Fuga nº VI en re menor. J. S. Bach
Compuesta en 1722, está compuesta por un preludio en forma tocata, casi pareciéndose a un estudio para la mano derecha, y una fuga con una estructura temática peculiar y original comparada con una fuga barroca tradicional. Esta fuga consta de 3 voces, cambiando entre ellas el papel de portadora de la melodía. El sujeto se desarrolla por inversión y fragmentación, y va acompañado de un contrasujeto que se encarga de completar armónica y rítmicamente al sujeto. Acaba en tercera de picardía.
Estudio op 25 nº 2. F. Chopin
Escrita en 1836, porta las características de las primeras décadas del Romanticismo. Está basada en la polirritmia, contraponiendo tresillos de corcheas en la mano derecha y tresillos de negra en la mano izquierda. Esta dificultad rítmica (puesto que los acentos de ambas manos no siempre coinciden) junto a la dificultad de tempo (presto) hacen de la obra una elección adecuada para los últimos cursos de Educación Profesional.
Rapsodia op 79 nº 2 en sol menor. J. Brahms
Esta obra forma parte del Romanticismo pleno, compuesta en 1879, más avanzado que el estudio de Chopin. Aun así, Brahms es considerado el compositor más clásico del Romanticismo. Sin embargo, con esta obra logra transmitir una pasión y una melancolía muy propios de este periodo. De cara a la forma, se trata de una forma sonata en la que la exposición es algo corta, hecho que se compensa con un desarrollo más extenso. Si bien se considera que está en sol menor, este hecho no deja verse hasta el final. Durante toda la exposición y desarrollo pareciera ser que incluso se trate de un centro tonal más que de una tonalidad propiamente dicha. Esta incertidumbre se ve resuelta de una forma apasionada y salvaje en la última parte de la obra.
Sonata Nr. 12 en Fa Mayor K.V. 332. W. A. Mozart
I. Allegro II. Adagio III. Allegro assai
La fecha de su composición es incierta: fechada por Ludwig von K. y Alfred Einstein (junto con las sonatas K 330 K 331) 1778 en París, el musicólogo Alan Tyson, a través de un análisis de la carta de los manuscritos, ha propuesto la datación de estas sonatas 1783, en Salzburgo o Viena.
El primer movimiento tiene características cercanas al himno pero con una gran inventiva melódica. Los compases de apertura del cantabile son seguidos por una frase de respuesta inusualmente larga que contiene una gran cantidad de ideas melódicas. Este movimiento no es un ejemplo de manual de la forma de sonata, aunque las características principales, la división triple en exposición, desarrollo y recapitulación, así como los
contornos generales del esquema clave, están presentes. Sin embargo, hay un pasaje tormentoso en re menor y una modulación a do menor antes de la entrada del segundo sujeto en la tonalidad regular de do mayor. También hay muchos otros detalles que demuestran la libertad de Mozart en el manejo de la forma de la sonata, como el ritmo hemiolia en los compases 64-65 y el nuevo material temático introducido al comienzo del desarrollo.
El segundo movimiento, Adagio, está en forma Sonata sin desarrollo. En la tonalidad de Si bemol Mayor muestra la habilidad de Mozart en las repeticiones variadas y tipifica su práctica de enriquecer la ornamentación al preparar una composición para su publicación.
Los adornos, antes probablemente "improvisados", ahora se convirtieron en estándar cuando el trabajo se publicó con la ornamentación enriquecida escrita.
El rápido Finale está en compás de 6/8. Comienza con un acorde y un pasaje de agilidad en forte y se desarrolla con diferentes temas y ritmos para terminar concluyendo algunas secciones con cadencias en pianissimo. Es un alegre y virtuoso movimiento en tempo Allegro assai y compás de 6/8 . Exige al intérprete un gran dominio técnico. Demuestra que Mozart debió haber sido el mejor pianista de su tiempo.
Rapsodia en sol menor Op. 79 Nr. 2 . J. Brahms
Las rapsodias Op. 79 son dos piezas para piano escritas por Johannes Brahms en 1879 durante una estancia veraniega en Pörtschach cuando había alcanzado la madurez en su carrera de compositor. Están dedicadas a su amiga, la música y compositora Elisabeth von Herzogenberg. Siguiendo su recomendación, Brahms, que no estaba muy de acuerdo, cambió el nombre de estas sofisticadas composiciones de klavierstücke (piezas para piano) por rapsodias. Ambas piezas están estructuradas a modo de mini-sonata.
Siguiendo los pasos de las ocho piezas cortas Op. 76, Brahms publicó estas dos considerablemente más largas. Se encuentran entre las más populares de sus obras para piano solo. La pasión e intensidad de ambas, así como su diseño más extenso, las distingue. Originalmente, la Nr. 1 se tituló "Capriccio" y la Nr. 2 simplemente "Molto passionato".
Esta segunda rapsodia, más concisa que la primera, está en forma de sonata real, pero su exposición es muy breve y su sección de desarrollo bastante larga. La enorme re-transición, que lucha por contener su energía potencial, es el pasaje más emocionante. Ambas piezas son inusualmente reacias a definir la tonalidad en su comienzo, lo que hace que su eventual llegada sea mucho más satisfactoria. Incluso se ha descrito que el comienzo de esta segunda rapsodia tiene un "centro tonal itinerante".
Dado que ambas rapsodias del Op. 79 utilizan distintas versiones de la forma sonata para estructurar su discurso mientras que en general las piezas del op.76 alternan entre esquemas tripartitos y forma lied, la pregunta que surge naturalmente de este análisis es por qué Brahms llamaría rapsodias (género cuya característica principal es la libertad formal y el carácter improvisatorio) a estas dos piezas de perfiles formales tan definidos y carácter tan lejano a la improvisación. De hecho, la segunda de las piezas, en sol menor podría ser el primer movimiento de una hipotética cuarta sonata para piano. Más allá de estas consideraciones temáticas, ambas obras tienen un tono épico que las acercan un poco más al género de la rapsodia, motivo que le haría asumir su título.
Sevilla (Sevillanas) Suite española Op. 47 Nr. 3. I. Albéniz
La Suite española Op. 47 del compositor español Isaac Albéniz está compuesta principalmente de obras escritas en 1886 que se agruparon en 1887. Como muchas de las obras para piano de Albéniz, estas piezas son cuadros de diferentes regiones y músicas de España. Esta obra se inscribe dentro de la corriente nacionalista relacionada con el Romanticismo. Albéniz estaba entonces bajo el influjo de Felipe Pedrell, quien lo apartó de
la música de salón estética europeísta y lo atrajo hacia el nacionalismo, en este caso español. Pero, por otro lado, el suyo es un nacionalismo pasado por el tamiz del refinamiento y la estilización.
El propio compositor estrenó Sevilla en un recital de piano el 24 de enero de 1885. Esta pieza ha sido transcrita para guitarra clásica, y desde entonces se ha convertido en una de las obras más importantes del repertorio de este instrumento. Albéniz utiliza los ritmos propios de una sevillana, pero con su estilizada escritura en la que combina lo popular y lo aristocrático. Tiene un intermedio, en forma de copla, presentado por ambas manos al
unísono.
Sevilla es la tercera obra de la «Suite española» Op. 47, y estaba entre las obras originales de la suite, junto con Granada, Cataluña y Cuba. Como todas las demás, la obra tiene, además del título, un subtítulo. El título se refiere a la ciudad en la que la obra se inspiró; el subtítulo, a la danza a la que evoca. Sevilla, con el subtítulo de Sevillanas, es una danza típicamente andaluza en 3/4 que se baila en parejas o en grupo al son de las palmadas.