Sonata para Clarinete y Piano- Francisc Poulenc
La sonata para clarinete y piano fue una de las obras finales de Poulenc. Fue escrita en el verano de 1962, un año antes de su fallecimiento. Está dedicada a la memoria de Arthur Honegger, gran amigo de Poulenc. En el primer movimiento abarca la introducción de clarinete descarado como tema principal, así como la exquisita sección central con nostalgia. En el segundo movimiento, el compositor teje un movimiento melancólico. El tercer movimiento encuentra a Poulenc en su momento más desconcertante.
En lo personal, la obra me transmite una mezcla de sentimientos encontrados. Es como relacionar lo bello con lo feo. De estos sentimientos, los que más me impactan son la melancolía con lo desconocido, lo desconcertante, algo con lo que actualmente me identifico. Poulenc perdió un gran amigo, y aunque yo no he perdido a alguien recientemente, se me ha acabado una etapa, y ahora estoy en una desconcertante transición hacia una nueva etapa desconocida. Todo esto es lo que quiero transmitir el día del concierto, que la vida es un camino desconcertante lleno de obstáculos desconocidos.