Desde 1930, las Flores de Bach han ayudado al ser humano a tratar problemas como estrés, ansiedad y depresión, entre otros. En esa época, el doctor Edward Bach (médico, homeópata y bacteriólogo inglés) descubrió 38 esencias florales que utilizó como remedios energéticos para aliviar dolores y ayudar a la evolución de las personas.

Las esencias florales son consideradas un sistema completo de curación dirigido a los aspectos emocional, anímico y de personalidad. Por ello, están indicadas para cada persona de acuerdo con su propio temperamento, estado mental y carácter individual. Son naturales, no tóxicas.

Su uso terapéutico ha sido avalado por la OMS (Organización Mundial de la Salud).

Se ha comprobado su valor terapéutico, existiendo múltiples preparados de Flores de Bach para controlar el tipo de padecimiento de nuestros animales. Ya sea para agresividad, agitación, angustia o miedo, todas estas esencias se preparan para ayudarlos, con una mejoría notable en 80% de los casos.

Las Flores de Bach son una forma natural de cuidar y mejorar la salud del animal. Ellos comparten nuestra vida y nuestras emociones, celebran con nosotros nuestras alegrías, sufren nuestras tristezas, y sumado a eso viven sus propios procesos y situaciones individuales, sumado a historias de vida según les haya tocado.

Para ayudarlos a transitar y superar estos procesos podemos administrarles tratamientos personalizados de Flores de Bach preparados para la situación individual de cada animal.

Las Flores de Bach para animales son un tratamiento natural, no tóxico, complementario al de su atención veterinaria y que nunca puede dañarlos. Así también es importante que se apliquen correctamente las dosis, con constancia por parte del humano responsable, y que estén formuladas por especialistas para tratar el problema concreto.

El verdadero tratamiento para la pirotecnia es el NO USO de la misma. Su efecto sonoro y perturbador afecta a niños, ancianos, enfermos, animales de compañía y de la calle, incluyendo todo tipo de especies del ecosistema, aves, caballos, insectos… la lista es extensa.

Los animales tienen el oído más sensible que los humanos. Nosotros percibimos hasta 20.000Hz, ellos captan frecuencias imperceptibles para nosotros, de hasta 60.000Hz. Estos estruendos pueden generar en nuestros 4patas taquicardia, temblores, falta de aire, náuseas, aturdimiento, pérdida de control, miedo a morir. Los efectos en ellos son diversos y de diferente intensidad y gravedad.

Los perros pueden sentir temor y al huir ser víctimas de accidentes o perderse. Los gatos suelen correr detrás de los explosivos por curiosidad pudiendo ingerirlos, perder la vista o lesionarse.

También hay que considerar que para resolver el problema muchas veces en los hogares se recurre a suministrarles drogas que logran neutralizar los movimientos desesperados del animal pero no así su angustia ni desesperación, conservando estas sensaciones pero sin poder expresarlas, una verdadera tortura. Los animales no responden a los fármacos de la misma manera que los humanos y un medicamento que puede ser seguro para humanos puede ser fatal para tu perro o gato. O provocarle el efecto contrario al que deseas.

Valora si necesita mediación con ayuda de tu veterinario.