Día del libro:

El mar en la literatura canaria


EL MAR

"El mar es para Canarias, como para todas las islas, el elemento fundamental de su paisaje, de su vida y de su cultura. Lo esencial isleño, el aislamiento, está determinado por el cerco puesto por las aguas a la tierra. Pero si el mar aísla, también enlaza y comunica. La isla, gracias al mar, puede nutrir de sueños y realidades la esperanza. Y la esperanza satisfecha con una realidad extraña sirve de estimulante a la vida para no caer en soñera. Por el mar se lanza el isleño a satisfacer su hambre. inconsciente de tierras grandes, y por el mismo mar vuelve más tarde a la gota de tierra de su isla a descansar y a soñar -que es volverlos a vivir-: su viaje y su aventura".


Así daba comienzo el erudito investigador palmero José Pérez Vidal (1907-1990) al apartado correspondiente al mar en su conferencia Influencias goeográficas en la poesía tradicional canaria*. En ella demuestra mediante hermosas coplas populares como el mar ha sido para los canarios camino de ida y vuelta:


Ojos que te vieron ir

por esas mares afuera,

¡cuándo te verán venir

para alivio de mis penas!


También el autor lanzaroteño Ángel Guerra, en este fragmento de su obra La Lapa, supo expresar como nadie el sentimiento de los canarios hacia el mar y la relación de esta con la poesía:


"¡La poesía del mar! ¿Quién no la ha sentido? ¿Quién no la ha amado? Los que nacieron junto a la orilla nunca olvidarán la visión de las aguas quietas, azules, con cabrilleos de luz a las horas del sol."


De la mano de estos dos padrinos de excepción, les invitamos a leer, ver y pensar ese mar que nos rodea y se nos impone como elemento esencial de nuestro imaginario. Esperamos que los pequeños charcos literarios que hemos reunido para ustedes les animen a bucear -o margullar- en ese mar infinito que conforman los libros y la literatura.


* Conferencia leída en el Museo Canario de Las Palmas de Gran Canaria el 4 de mayo de 1944 y publicada en el "Boletín de la Real Sociedad Geográfica", tomo LXXX (1944), pp. 675-707.

Esta es la más reciente edición de los cuentos de Ángel Guerra. Contiene nuevos cuentos del autor no editados hasta ahora y en su prólogo apunta cuestiones interesantes que se mencionan en esta reseña de Danilo Manera. Pinchando sobre la portada podrás leer el fragmento completo que se cita en la introducción de este plan lector.


Otro autor canario que escribió sobre Lanzarote (aunque era de Tenerife) fue Agustín Espinosa. Pinchando sobre la portada de su Lancelot, 28º-7º podrás leer el fragmento dedicado al lago del Janubio y, si aún te quedas con ganas, en este enlace tendrás acceso a este esencial libro de uno de los autores más importantes de las vanguardias canarias y españolas.


Pepa Aurora: Olas y más olas

Josefa Aurora Rodríguez Silvera, conocida como Pepa Aurora, nació en Agüimes, en 1946, pero su familia se trasladó a Ingenio y creció en este lugar.

Desde muy pequeña se aficionó a la lectura, lo que le permitió conocer la obra de diferentes autores: Benito Pérez Galdós, Blasco Ibáñez, escritores de la generación del 27 o clásicos como Homero.

Pepa Aurora estudió Magisterio y descubrió así una vocación que ha marcado toda su vida. Durante más de treinta años, Pepa Aurora ha trabajado como maestra, narradora oral y escritora de literatura infantil y juvenil.

El libro cuya portada y algunos poemas reproducimos sobre estas líneas fue publicado por Diego Pun Ediciones. En su página promocional puede leerse que se trata de un conjunto de poemas de inspiración popular y que el mar mar es el tema central.

Pepa Aurora es una de las autoras seleccionadas en las Constelación de escritoras canarias, página de la que hemos extraído la información que aquí se reproduce.





El mar

De Olas y más olas


Parece una manta azul

que envuelve a todas las islas

en abrazo solidario

y les recuerda que es una

sola Tierra.

Pequeña antología canaria de poemas del mar

Alonso Quesada


Serenamente el mar viene a mi alma

en estas lentas tardes del verano;

sobre la arena de la playa aguarda

mi corazón la sombra que lo envuelva.

(¡Mi corazón de noche!… ¡Es esa dulce

y tenue claridad, que no es del cielo

ni de la tierra, y que en la noche tiembla

como una huella de la tarde ida!)

Y mi alma, tiende sobre el mar dorado

una esperanza de mejores tiempos,

en ese instante en que las cosas todas

por demasiado ciertas nos engañan…

¡Las venideras horas serán buenas,

y buena la verdad de mi reposo!

─digo, y bendigo la infantil creencia

de este mi pobre corazón, tan niño!…


Poema autógrafo de Domingo Rivero

Pedro García Cabrera


Qué solita está la mar.

Hasta también se ha marchado

la cuerda del horizonte

para jugar con las trombas

en otro estadio, al diábolo


***


En las cunas de las olas

el mar arrulla las casas

somnolientas de la rúa.

Cobrizas, tiran sus almas

por el balcón, que abren ríos

pavimentados de escamas.

Hay columnas y serpientes

anillándose a las barcas.

El mar sigue prometiendo

para dormir a las casas,

terrones de sal de espuma

y ramilletes de algas.

Se ahogaron las serpientes...

Y el mar, que no sabe nada,

sigue prometiendo azúcar

de sal y ramos de algas,

para que no griten luces

en el hoyo de las aguas.

Josefina Plá

La nave del olvido


Soy como el mar

Soy como el mar; alta en estío,

vuelta la espalda a las sirenas.

Soy como el mar; tú como el río;

corriendo siempre, no me llenas.

Soy como el mar; y me olvidé

que mi salmuera fue rocío.

Ay, el castigo que me eché.

Soy como un mar ciego que aplicase

su boca amarga a sólo un río

pidiéndole que lo endulzase.

¡Me pidió dulzura para su vivir

A mí más amarga que el agua del mar!

¡Un ansia doliente sentí de reír!


Jose Antonio Rojas


TARDE

El sol,

todo el sol -campanario alegre montado en la nube-

tocando a rebato.

Ecos, ecos, ecos,

prendidos en la rueda de la tarde loca ...

Alegría,

que el niño que tiende al viento colores de Mayo

se enamoró del mar;

y la tarde

ha abierto al sol su caja de juguetes.

Deja a mi mirada -niño de música-

tenderse en el sur,

que en el mar se está ahogando una nube

que quiere ser sal;

mientras los punteros de los pinos

buscan en el cielo la patria del sol.

(La tarde,

la tarde que ríe

paladeando su pastilla de limón.)

Alegría,

que el niño que juega con los vientos rubios

se prendó del mar...

Ya tengo con quién navegar.

Natalia Sosa

Frente a la isla


Mirad a esa mujer, dicen algunos,

callada frente al mar cada mañana.

Es una pobre loca soñadora,

una pobre mujer que desde siempre

soñó con ser gaviota y tener alas.

Mirad con qué insistencia se detiene

a contemplar la Isla, allá lejana.

¡Qué distante de su razón la nuestra!

Miradme, sí, miradme.

A juicios de los hombres ya no temo.

Helados juicios

que con desdén quisieron

congelar las hogueras de mi pecho.

No los oigo. Soy una pobre loca,

mas, al fin,

mis oídos cerré a las voces vanas.

Sólo la tristeza del mar es lo que escucho.

Oíd…

Cada mañana me acerco a recoger

de alguna de sus huellas

los restos destrozados.

Yo sé que habrá pisado alguna orilla

y aguardo el milagro de ese instante.

¿Llamáis a esto locura?

Seguid vosotros, pues, con la cordura:

si loca me creéis, no me hacéis daño.


Ismael Domínguez

Hoy he querido –a olas- entretener mis manos

en desflecar las hebras

de un nuevo sol...

(Me enrollaría con ellas todo mi cuerpo,

y un gran milagro

-luz de mi carne-

me haría lucero que se olvidaba de su palacio

de allá en los cielos

-azul, azul-,

para lanzarse por los caminos, como un Dios niño,

a poner iris y auroras nuevas

sobre la tierra,

sobre la mar...)

... Mis manos tienen nostalgias

de aquel juego en que quisieron desflorar un nuevo sol.


***


Regatas


Veinte lonas veleras.

Veinte quillas ligeras

en la pista joyante del mar.


Veinte gritos de espuma.

Veinte gritos de viento y de sol.


(Lejos,

el horizonte

-colgándose del cielo-

parece un aro azul.)


...Una niebla de oro

en la comba lejana...

Y en el agua del aire

un ¡hurra! jocundo y triunfal.


¡Hosanna, vencedores!

¡Victoria, capitán!

Saulo Torón


Mar rumoroso y blando, mar risueño

de la playa de luz donde he vivido,

ante tu inmensidad todo es pequeño,

amigo eterno del peñón querido.

Tu manso arrullo es ideal beleño

para el doliente corazón herido;

tu azul, remanso del celeste ensueño;

tu inquíetud, anhelo de algo presentido.

Ante ti el alma elévase más pura.

Más luminosa y viva es la hermosura

del sol naciente cuando en tí se vierte.. .

¿Qué sería de mí vida, torpe y vana,

si no oyera tu voz cada mañana,

si cada día no pudiera verte?


***


El mar es a mi vida

lo que al hambriento el pan;

para saciar mi espíritu

tengo que ver el mar.

El mar me da la norma

y el ansia de vivir:

su majestad es ciencia

suprema para mí.

Palabras de los siglos,

obras de eternidad,

¿qué sois ante la inmensa

sublimidad del mar?

Partículas del polvo

qu el viento alza al barrer,

que al sol brillan un punto

y luego no se ven.

El mar es lo diverso;

lo eterno está en el mar;

es múltiple, absoluto,

y siempre universal.

Yo he visto al mar alzarse

soberbio de altivez;

y luego, humildemente,

tenderse ante mis pies.

El mar guarda el secreto

de toda comprensión;

su espacio es el palacio

de la imaginación.

El mar del mediodía

radiante en claridad,

es un influjo activo

de vida y ansiedad.

Y en el ocaso de oro

y en la mañana azul,

el mar es siempre norma

de fuerza y de salud.

Yo al mar le debo entera

mi vida, que es un mar:

un mar de sentimiento

y de serenidad.

Por eso el mar ejerce

en mí tanta atracción…

Lo que hay dentro de mí

es mar y corazón.

Tomás Morales

Esta noche, la lluvia

Esta noche, la lluvia, pertinaz, ha caído

desgranando en el muelle su crepitar eterno,

y el encharcado puerto se sumergió aterido

en la intensa negrura de las noches de invierno.


En la playa, confusa, resonga la marea,

las olas acrecientan en el turbión su brío,

y hasta el medroso faro que lejos parpadea,

se acurruca en la niebla tiritando de frío...


Noche en que nos asaltan pavorosos presagios

y tememos por todos los posibles naufragios,

al brillar un relámpago tras la extensión sombría,


y en que, al través del viento, clamoroso resuena,

ahogada por la bruma, la voz de una sirena,

como un desesperado lamento de agonía


Félix Delgado

Mar en la orilla y en la altura


Desde la orilla, eres pequeño, mar,

para mi alma ávida de tu grandeza.

Te aplastas, te achicas contra el cielo

-mar de arriba que tiene su horizonte en tu horizonte,-

te escondes en ti mismo, asustado

de verme limitándote

la orilla con mis plantas…

Si me alzo hasta la cumbre,

te agigantas, terrible,

imponiendo tu inmensidad

al orgullo de mi altura,

abriendo tu horizonte limitado

tan lejos… ¡tan remotamente lejos!

que la vista no llega hasta tu límite

y el alma sólo llega –si llega- fatigada-.


Domingo López Torres


SIEMPRE en la playa, siempre.

Y aquel cielo de espejo submarino.

Y aquellos batallones de corderos

que se pierden y mueren en las rocas

donde dejan ocultos corazones

de piedras de colores.

¿Dónde se multiplican los rumores?

Sueño de escalas verdes en las piedras

donde los peces tienen primaveras.

*

(La luz, mercurio, fabrica

espejos que se hacen trizas.)


***

(Yo, y el mar de

puerto cerrado.)


EL, PENSATIVO y callado,

suspiraba tristemente.


Yo, con mi mirada larga,

lo atravesé lentamente.


El, que mira y que no mira,

me miraba indiferente,


mirándome y no mirando

sino lo que tiene ausente.

***


EN LA COSTA de rocas y mariscos,

ganando al mar en desnudez y en brillo,

cabalgando en un potro de deseos

en aquel mediodía de mis bríos,

con qué prisa llegaron las morenas

a tenderse conmigo en las arenas.

Josefina de la Torre

Mar redondo, desvelado,

sortija blanca,

novio enamorado.

Desde el balcón,

por la orilla, rizando

va mi canción.

Mar de siete colores,

curva salada,

cinturón de novia enamorada.

En mi ventana

se ha prendido el encaje

de la mañana.

Mar abierto, encandilado,

verde collar,

novio enamorado.

Desde el balcón,

por la orilla, rodando

mi corazón.

Manuel Padorno


Oír la ola distinta


El ruido que hace la ola esta noche

no es el que se ve. Se ve romper

encrespada (en ella misma), ola que bate

el infinito. Pero yo que vengo caminando

frente a ella, que la oigo, que la sé,

parece que me dice en su arboladura

floreal y por la arquitectura de su espuma

que ese trallazo suyo (por primera

vez) se oye distinto: oí distinto.

¿En dónde vivo? ¿Qué mar es éste?

La región bondadosa deja oír

cómo aprender a oír de nuevo todo.


***


(Weltanschauung)

El mar cae en la orilla, desde arriba,

la espuma que florece, la blancura

del aire, el barco azul del cielo

rodeando vivir.

La claridad tornándose lo oscuro,

cayéndose otra vez los frutos altos

sobre sus mismos sitios.

Encendidas de oscuridad tiento

las aguas, las estrellas, siento

el oleaje que también me arrastra.

El mar cae en la orilla, desde siempre,

giran en llamaradas las gaviotas;

voy silenciosamente hasta los bordes

donde no se ve nada más que luz.


Julio Antonio de la Rosa

Esta nueva canción mía

–canción de tierra

canción de mar–

lleva el sonido de mis tardes

en ondas claras

de cantar.

Policromía de cristales,

gótica aguja de catedral

y eses difusas

de la danza,

grito amarillo

de cristal.

Rosa de mar

de puntiagudos

claros sonidos de caracol,

y de guijarros

que en la playa

cantan quebrando su dolor.

Sabor de mares,

canto acerado

de escamas verdes

que hace el sol,

mil cristales

de colores,

gótico sueño

pescador.

La voz se cuaja

en las salinas

y reverbera su fulgor

aligerando el peso blanco

de los cimientos.

Soñador,

claro de vidrio de salitre

de mar y tierra,

mi canción.

Elsa López

Mascarones de proa


Me hundo y luego vuelvo a renacer de nuevo.

No pueden las tormentas con mi rostro y su pena.

Derivo mar adentro.

Me tragan los abismos

y resurjo de nuevo sobre el mar y las olas.

Yo soy insumergible.

Como esos mascarones de los barcos antiguos

que navegan soberbios del tajamar en lo más alto.


***

Travesía


El verde reproduce el color de las algas

y el viento en los olivos

imita el movimiento pendular de las olas.

No hay sonidos.

Sólo un ruido impreciso que me lleva hacia el norte.

Yo miro el horizonte, las montañas,

sus abultados vientres,

sus rodillas hinchadas cubiertas de amapolas.

Y me limito a constatar el aleteo

y el suave parpadeo de los ángeles.

Navego hacia otras islas.

El mar en el arte canario

Las artes plásticas canarias también han dedicado numerosas obras en las que el mar cobra especial protagonismo. Elige de entre estas la pintura que más te atraiga y busca algo de información sobre el autor. Luego comparte con tu clase los datos interesantes que hayas descubierto.

Juan Ismael, Antecedencia del naufragio (1947)
Lola Massieu, Chica con charco en el estómago (1939)
Pedro de Guezala, Retrato de María Belén Martel Perdomo (1936)
Pepe Dámaso, Composición con nasas
José Antonio García Álvarez, La Barra (2009)
Luis Palmero, Escalas (1980)
Miró Mainou, sin título (marina)
María Belén Morales, La playa
Máximo Escobar, El Cotillo
César Manrique, Pesca (1989)
Pedro González, El Mar VI (1993)
Néstor Martín-Fernández de la Torre, Pleamar (1921-1923)

Desde el Plan de Comunicación Lingüística queremos proponerte un pequeño reto para celebrar este mes de abril dedicado al libro y a la lectura. Escanea el código QR que acompaña a estas líneas y sigue las instrucciones que allí se indican. Puedes poner a prueba tu capacidad de crear imágenes poéticas y hasta optar a ganar un premio. Anímate a participar.