Cajón de sastre

ALMA


Érase una vez Alma. Una niña de baja estatura y mediana edad.


Un día Alma, mientras paseaba por las calles de Madrid, encontró un escaparate de una tienda en el que parecía haber una muñeca igual que ella. Se acercó un poco más para verla con claridad:

-Wow -exclamó sorprendida- es clavadita a mí.


La muñeca tenía un aspecto un tanto terrorífico, la niña se armó de valor y decidió intentar entrar a aquella misteriosa tienda, pero la puerta estaba cerrada. Tras intentar forzarla varias veces, le tiró una bola de nieve cabreada. Entonces, cuando estaba dispuesta a irse, la puerta se abrió misteriosamente. Una vez dentro pudo ver una considerable colección de muñecos, mientras tanto, la puerta se cerraba a sus pies:

-¿Dónde estás muñequita? - preguntaba curiosamente.


Fue entonces cuando tropezó con un muñeco que había en el suelo, estaba subido en una bicicleta. Lo puso de nuevo en pie y el muñeco echó a correr tras la puerta:

-Corre, corre - le decía a la niña-


Alma no lo escuchaba, pues hablaba muy flojito:

-Ajá - exclamó - te encontré.


La muñeca estaba en una gran estantería llena de otro tipo de muñecas, alargó la mano para poder tocarla y, de repente, su alma se había trasladado a la muñeca.

Suspiraba nerviosa:

-¿Qué ha pasado? - se preguntaba asustada - ¿Dónde estoy?.


Después, comenzó a escuchar un extraño ruido, que venía del escaparate, se abrió una especie de trampilla justo donde había visto a su muñeca por primera vez.

Finalmente, de aquella trampilla, apareció otra muñeca, que en un futuro no muy lejano llamaría la atención de otra persona.