La Zapatilla de Cenicienta

La Zapatilla de Cenicienta (dos versiones)

Estímulo inicial: 

Después del baile Cenicienta, a las doce en punto de la noche, escapa del palacio y pierde una zapatilla. El príncipe recoge la zapatilla, la huele y se desmaya.

Actividad de grupo:

¿Qué le ha ocurrido al príncipe?

¿Cómo acaba esa historia?

Que cada grupo cuente la historia de la zapatilla de Cenicienta a su manera.

 Versión del grupo: Sinnombre

Miembros del grupo: Federica S, Ida A, Enzo O, Salvatore V, Graziana P, Michele L.

 Versión del grupo: Grifón de oro

Miembros del grupo: Elena V, Camillo B, Davide R, Maria Grazia G, Mario G.

Después del baile, Cenicienta, un par de minutos antes de medianoche, escapó y perdió su zapatilla.

El príncipe recogió la zapatilla, la vio y se desmayó por el mal olor.

Cenicienta, mientras regresaba a su casa, se dio cuenta de que había perdido la zapatilla y volvió al castillo.

Cuando llegó, vio al príncipe inconsciente y le dio un beso y, al besarle, empezó a llorar porque pensaba que estaba muerto y ella estaba perdidamente enamorada de él.

Este beso hizo despertar al príncipe, que al ver a Cenicienta le preguntó: “¿Quién es usted?”. No la había reconocido. Todo el hechizo de su amor parecía desaparecido a medianoche en punto. 

Cenicienta, decepcionada y avergonzada, le dijo que era una camarera del castillo. 

Luego se dirigió a su casa y, por suerte, cuando llegó su madrastra y sus hermanastras todavía no habían regresado.

El príncipe pasó toda la noche viendo la zapatilla y pensando en la chica que la llevaba.

A la mañana siguiente comunicó a su padre que quería casarse con esa muchacha con la que había bailado toda la noche y ordenó a sus sirvientes de buscar en todo el reino una chica que calzaba perfectamente la zapatilla.

Los sirvientes buscaron en todo el reino y, finalmente, llegaron a la casa de Cenicienta. 

Cuando vio que la zapatilla iba perfectamente al pie de Griselda, Cenicienta se quedó sin palabras, pero no dijo nada para evitar que la descubrían.

Las hermanastras, la madrastra y Cenicienta fueron alojadas en el castillo, pero cuando el príncipe vio a Griselda, tuvo algunas dudas.

Mientras tanto Cenicienta se encargó de organizar la boda y, por eso, se acercaba cada día más al príncipe; los dos cuando hablaban, sentían sensaciones extrañas.

El día antes de la boda, el príncipe fue al jardín del castillo para encontrar un poco de tranquilidad y... encontró a Cenicienta; hablaron horas y horas y, mientras volvían al castillo, el príncipe le dio un beso. Con ese beso comprendió todo: era ella la chica que estaba buscando, el amor de su vida.

El príncipe se despidió de la madrastra y de las hermanastras y el día siguiente se casó con Cenicienta. Desde entonces vivieron felices, comiendo perdices y perdiendo la cabeza y los zapatos un día sí y un día no. 

Después del final de la historia, el hada Madrina encontró también una poción mágica para el problema del mal olor de los pies de Cenicienta.

Y colorín colorado este cuento ha terminado.

Después del baile, Cenicienta, a medianoche en punto, escapó del palacio y perdió una zapatilla. El príncipe recogió la zapatilla, la vio y se desmayó por el mal olor.

Cenicienta, mientras regresaba a su casa, se dio cuenta de que había perdido su zapatilla y regresó al castillo. Cuando llegó al palacio, vio al príncipe inconsciente y gritó: “Princípe! ¿Qué está pasando aquí?”, pero nadie llegaba en su ayuda. Por esto empezó a llorar y le dio un beso de verdadero amor porque pensaba que había muerto. Al contrario el beso lo despertó. Cenicienta, feliz, abrazó al príncipe. Pero el hermoso príncipe se alejó y no quiso volver a encontrarla nunca más, porque sus pies apestaban.

Cenicienta fue a casa llorando todo el día porque lo amaba.

Sus hermanastras le tomaban el pelo y por esto se escapó de casa y se fue a un bosque donde había muchas flores y muchos animales.

Cenicienta construyó su casa encima de un árbol y cada día bajaba para divertirse con los animales que, a veces, la ayudaban a construir la casa.

Un día, mientras jugaba con los animales vio que un chico la observaba detrás de un árbol y pensó que era un maníaco. Asustada, empezó a correr y a gritar como una loca.

“Un momento, un momento!” gritó el chico, pero Cenicienta seguía corriendo.

El chico, por eso, la siguió y, cuando Cenicienta se detuvo porque estaba cansada empezó a hablar.

“Hola, ¿Por qué estás escapando?”, le preguntó.

Cenicienta no respondió.

“Yo me llamo Felipe, ¿y tú cómo te llamas?”

“Cenicienta” respondió por fin la joven.

Felipe era alto, tenìa el pelo corto y castaño, los ojos azules, y una sonrisa fantástica.

“Te miraba porque eres muy linda. Me gusta mucho tu pelo rubio.”

Cenicienta sonrió involuntariamente. Después el joven recogió una flor roja como el fuego del amor que sentía y la dio a Cenicienta.

Felipe y Cenicienta vivieron muchos años en el bosque encantado, se enamoraron, se casaron y… colorín colorado, esta historia se ha acabado.