TRAVESÍA DE EXPLORACIÓN AL NACIMIENTO DEL RÍO PITARQUE.
Vigésimo segunda Salida Senderista del Año 2024
TRAVESIA DE EXPLORACIÓN AL NACIMIENTO DEL RIO PITARQUE
Realizada el domingo 10 de Noviembre - 15'5 Km y 150 m de Desnivel de Escasa Dificultad
Tres vehículos participaron en la exploración de esta ruta de aventuras. El de Diego y Mariluz con Pilar R. y su perro que salió avanzado; el de Vicente de Utebo con Pilar P. y Vicky; y el de José Jorge con Akber y Pascal. Estos dos últimos automóviles salieron con media hora de retraso, esto es a las 7:30, a causa de la anunciada llegada de uno de los nueve participantes. Tomaron la carretera de Belchite por la que se acercaron al Bajo Aragón, Muniesa, Montalbán, Alcaine y Ejulve Y Pitarque.
Antes de llegar a esta última localidad de destino, cuyo acceso estaba cortado por obras debidas a los desprendimientos resultantes de la reciente dana, se detuvo la comitiva en el enclave de los Órganos de Montoro, una impresionante formación rocosa de afiladas aristas sobre el río Guadalope, río receptor de su tributario Pitarque objeto de nuestro recorrido.
Satisfecha la curiosidad geológica, se prosiguió carretera al lugar que constituiría el punto de partida de la travesía hacia el nacedero fluvial. Antes de todo ello, había que llegar al pueblo andando los 3'5 Km que distaban desde el sitio del estacionamiento hasta la villa. A las 11:00 se empezó a andar por el maltrecho asfalto y una hora más tarde se alcanzaría la población no habiendo desaprovechado ninguno de los alicientes paisajísticos del itinerario, soberbios farallones, cortados a pico sobre el cauce del alborotado y crecido río, bosques caducifolios en pleno paroxismo cromático. En el bar almorzaron tranquilamente, y algo menos de una hora después se desquitaron de su sedentaria interrupción.
Por vericuetos "sin nombre" y callejuelas de atormentado diseño por sus insufribles pendientes, dejando a un lado la iglesia de Santa María la Mayor (1818) de sólido diseño, como corresponde al neoclásico del siglo XIX, enlazaron con la ruta de cómodo trazado que discurría por la margen izquierda del cañón encajado entre murallones y verticales desplomes, badinas, pozas y saltos de agua. El otoño reinaba triunfal destilando tonos ocres y gualdas intimistas gracias a la radiante luz solar y al frondoso bosque de arces, serbales, avellanos rebollos y chopos cabeceros mezclados con macizos de boj que menudearan a medida que se acercaban a la cabecera fluvial.
La sierra del Maestrazgo ofrece estos sorprendentes y agrestes parajes donde los taludes y pavorosos frontones rocosos sobre los que se ciernen y planean los buitres leonados impelidos por las corrientes de convección son sostenidos por columnas de aire. Abajo, allí donde el ser humano empequeñecido por la majestuosidad salvaje discurre asombrado hollando un sendero de interés geológico, hidrológico y botánico en la época en que agua, rocas y vegetación se aúnan en un sugestivo mosaico rebosante de fuerza y color.
Sorprende una serie de encuentros con llamativas manifestaciones de la naturaleza, surgencias kársticas, formaciones travertínicas o tobas calcáreas, Se trata de rocas porosas que se originaron por la precipitación del carbonato cálcico sobre restos vegetales. A veces llaman la atención, esculturas naturales que el capricho erosivo o el cuarteado de las rocas ha esculpido, como la "cara del indio" Atrás va quedando el camino murado por paredes de piedras levantadas por la paciencia secular de nuestros antepasados, y mientras se avanza hacia el objetivo el rumor del agua se intensifica.
Se avecina la ermita la Virgen de la Peña, de gran nave única y de oscuro interior donde se espacia el entorno. Y se llega a la cascada de numerosos tirabuzones de agua que se precipita dando saltos por una feraz ladera. El puente traslada a los explorers a la margen derecha donde se prodigan los fenómenos más impactantes, la chimenea kárstica que suelta por su base una poderosa tolva de agua, la cornisa rupestre de gran voladizo y concavidad protege a los senderistas de eventuales desprendimientos, mientras la baranda de metálico tendido da sujeción al resbaladizo suelo.
La corriente fluvial recién aflorada incapaz de contener su ímpetu y su abrumador caudal salta por las gradas y peñascos, rugiendo ensordecedora. Han llegado a la culminación exploradora. Solo falta volver por el puente a las fauces de la bocana que mana estruendosa 1.500 litros por segundo, guarismo previsto y estadístico que, tal vez, en las condiciones presentes posteriores al diluvio sufrido, podría verse duplicada. Este flujo procede de flujos del subsuelo que a lo largo de 23 Km traen las aguas nacidas en los Ojos de Pitarque que equivale al nacimiento hidrológico. Esos 23 Km inaugurales guían sus flujos por el subsuelo hasta este dramático y antológico opérculo del averno.
Se procedió al segundo almuerzo en aquel escénico paraje donde el elemento gratificante agua prevalece. Re descendieron terminado el ágape hacia Pitarque donde la luz crepuscular imprimía una pátina más mortecina a juego con la hora vespertina. De ahí, terminaron el recorrido a pie hasta donde el cuatro ruedas esperaba para volver a casa, vía Andorra, transidos de gratificantes emociones a las 20:15, hora en que terminaba la actividad de la 22ª travesía, antepenúltima del año en curso.